Trip-Drop, turismo solidario

HAZ13 enero 2014

«Queremos escribir el primer renglón de la primera historia y que cada uno la termine como quiera», así comienza relatando Pablo del Palacio, uno de los fundadores de Trip-Drop, su experiencia y su proyecto.

Daniel Losada, Pablo di Giacomo y Pablo del Palacio son tres amigos que, a raíz de sus continuos viajes, decidieron que hacía falta un lugar de encuentro, un puente de necesidades encontradas y parecía no haber ni rastro al respecto.

Así surge Trip-Drop. Una idea sencilla que ha ido calando poco a poco. Hoy, más de ochenta necesidades procedentes de treinta países diferentes tienen espacio en la web.

Hace cuatro años, en uno de sus viajes, en este caso por Marruecos, «nos encontramos en nuestro camino con una granja escuela de los bereberes y fuimos conscientes de las necesidades que tenían. Entre ellas, lo más básico, incluso medicinas, y decidimos darles nuestro botiquín de viaje. Ellos nos dieron su comida, nos ofrecieron su té, leche de sus cabras, prendas de abrigo tejidas con sus propias manos: lo que tenían. Y nos dimos cuenta de que si compartíamos sus necesidades con otros viajeros, sería posible subsanarlas y, al mismo tiempo, conocer rutas complementarias de turismo, que ellos mismos se ofrecían a explicarnos». Así relata Pablo el germen de su proyecto social emprendedor, Trip-Drop.

Trip-Drop es una plataforma online que reúne las necesidades reales y actuales de poblaciones de cualquier parte del mundo y las comparte con millones de personas que emprenden viaje a dichos destinos.

Trip-Drop surge de la experiencia de dos amigos que buscaban cubrir a través de la ayuda y el compromiso de millones de personas necesidades materiales –no económicas– de individuos, tribus o pueblos que están en el otro lado del mundo.

Partiendo de la premisa de que «el dinero está fuera de la ecuación», como comenta Pablo del Palacio, la idea surge hace cuatro años, pero hasta hace dos y medio no se pone en funcionamiento la página web. «La idea era simple, pero el desarrollo ha sido complicado.

Tardamos seis o siete meses en elaborar el proyecto y hoy podemos decir que estamos orgullosos del resultado. Lo que hay es una plataforma que recoge las necesidades de más de ochenta centros en más de treinta países diferentes.

Fundamentalmente, se trata de necesidades de pequeñas ONG, «porque están en el terreno y saben lo que se necesita, qué es lo que realmente es útil. Al mismo tiempo, buscamos necesidades cerca de rutas turísticas, lo que puede facilitar el viaje o el tránsito de viajeros», subraya el fundador, ya que así es más fácil hacer coincidir oferta y demanda.

Bases autosostenibles

Autofinanciados por sus fundadores y con el firme propósito de seguir siendo un proyecto autosostenible, Trip-Drop se convierte en un puente de información para necesidades materiales no económicas. «Si bien en alguna ocasión hemos realizado colaboraciones, como por ejemplo con la agencia de viajes Deep Planet Expeditions, de momento, no estamos potenciando ese tipo de sinergias. Por el momento, sí estamos recibiendo comentarios muy positivos porque los clientes repiten y algunos solo quieren hacer esto, es decir, ya no buscan hacer un safari, sino turismo social y responsable».

De momento, Trip-Drop no cobra sus servicios a las agencias de viajes, sino que ofrece gratuitamente su página web para cualquier persona individual o empresa que le interese. En cualquier caso, no descarta hacerlo. No en vano, se han planteado ofrecer esta información a cualquier agencia de viajes. «Eso nos permitiría ser autosostenibles, dado que nosotros damos un servicio que ellos ofrecen de forma complementaria». Este es uno de los planteamientos sobre el que se basa su proyecto de futuro.

Chubasqueros, gorros y cabras

trip-drop-albinos

En la actualidad, Trip-Drop ya ha ayudado a alrededor de 3.000 personas a través de entre 150 y 200 personas.

En la ciudad de Moshi en la región del Kilimanjaro en Tanzania, el Hospital Regional Dermatology Training Centre necesitaba gorras y gafas de sol para mejorar la calidad de vida de los albinos de la zona. Estigmatizados por el color de su piel, son considerados demonios y muchos son asesinados. A través de la ONG española África Directo y de la solidaridad de muchos viajeros hoy ya tienen protección para sus delicados ojos y pieles.

En Erfoud, Marruecos, el único colegio de la aldea, el profesor pidió ayuda a través de Trip-Drop para que los niños de 7 a 13 años de siete clases pudiesen tener cuadernos, bolígrafos, lápices de dibujo, folios y zapatos. Muchos iban descalzos al colegio.

A través de la institución Juntos por Camboya, el orfanato La Casa de los Niños, en la región de Siem Reap, transmite las necesidades de un hogar infantil en el que residen unos cuarenta niños de diferentes edades. Sus necesidades podrían parecer básicas, pero para ellos son muy apreciadas: globo terráqueo, un atlas, libros de ciencia y de animales, así como productos de primera necesidad para el aseo diario. También comparten lo que no necesitan: las golosinas y los caramelos ya que provocan caries y les obligan a asumir abultadas facturas en el dentista o a abocar a los pequeños a problemas bucodentales.

Estos son algunos de los ejemplos de necesidades que se comparten a través de Trip-Drop, pero hay muchas. Las Hermanas Salesianas de la ciudad india de Coimbatore necesitan linternas ya que la congregación religiosa está en una zona industrial del extrarradio del pueblo y por la tarde-noche cortan la luz, lo que hace complicado y peligroso para los niños el camino de regreso a casa.

Las Hermanas del Ángel de la Guarda en Mali necesitan balones de balonmano para que las adolescentes que viven en su hogar puedan disfrutar de su deporte favorito en sus ratos libres.

trip-drop-lluviaEn un orfanato de Myanmar, en el que viven casi un centenar de niños y niñas, necesitas paraguas y chubasqueros porque es una zona muy lluviosa. Son algunos de los muchos ejemplos de necesidades básicas que pueden ser respondidas por viajeros que acudan a las zonas.

Sin embargo, no hace falta irse tan lejos. Trip-Drop también recoge necesidades en España, donde también existen. Por ejemplo, en Vallecas, donde un grupo de familias en paro y con escasos recursos, pide pañales y leche de crecimiento para sus hijos.

El poder de las nuevas tecnologías

¿Por qué a nadie se le había ocurrido esta idea? Trip-Drop es la primera web del mundo de estas características. «Hemos encontrado algún proyecto similar, pero con claras diferencias; por ejemplo, piden ayuda económica. En otras webs lo que se dona es material siendo un tercero, no el turista, quien se desplaza a llevarlo», explica Pablo.

En el caso de Trip-Drop la figura del viajero es muy importante, porque es quien, una vez ha visto las necesidades que puede haber en su zona de destino turístico, traslada el material personalmente. Se trata de ayuda directa íntegramente. Además, los propios habitantes del lugar recomiendan sitios para visitar de los que no vienen en las guías.

Para Trip-Drop, el poder de las nuevas tecnologías, y en concreto de Internet, ha sido clave para convertir una idea de dos amigos en un auténtico éxito. «Es increíble pensar cómo invertir seis minutos en colgar una información en Internet tuvo como consecuencia que llegaran treinta cabras a un pequeño pueblo de Tanzania».

De hecho, ese potencial es una de las vías que están explorando para lograr autofinanciarse. De momento, sus socios fundadores han tenido contacto con inversores y con potenciales patrocinadores, sin embargo, aún no se ha materializado en un contrato de colaboración que les permita, a través de dichos apoyos financieros, ser más conocidos en Internet y poder ampliar su proyecto.

«Tenemos firmes perspectivas de desarrollar Trip-Drop. Hemos empezado desde abajo, pero pensamos a lo grande», subraya Pablo.

En su camino, la crisis no ha sido, en absoluto, un freno. Más bien al revés, porque han aumentado las necesidades y también las ganas de ayudar. «La gente está más sensibilizada, es más consciente de las penurias que se sufren en otras poblaciones o áreas rurales del mundo y cómo es posible ayudar y contribuir con muy pocos recursos materiales, muchas veces, con productos sencillos y de primera necesidad, como gorras, chubasqueros o lápices».

La UEIA del éxito

Trip-Drop es el único proyecto social que ha sido seleccionado este año por dos incubadoras: SocialNest y UEIA. Su idea y, sobre todo, el concepto que llevaba inmerso era tan potente y con tantas posibilidades de desarrollo que caló hondo. Finalmente, sus fundadores decidieron optar por UEIA, una aceleradora europea de emprendimiento social de base tecnológica.

«En un principio, SocialNest nos seleccionó y estuvimos en las primeras fases del proceso de mentoring, pero simultáneamente contactamos con UEIA y también les gustó nuestra idea», explica Pablo. La derivada tecnológica que caracteriza UEIA fue determinantes en la elección.

Para Pablo del Palacio, el emprendimiento social «aún es algo muy nuevo en España y todavía no ha calado. Hay que esperar un poco. Estamos convencidos de que el futuro del emprendimiento pasa por el emprendimiento social. De hecho, es muy interesante la derivada de la autofinanciación, de autogenerar ingresos para que se cree y se mantenga el proyecto».

Y para eso, la red de apoyo ofrecido por UEIA es clave. «Nos han dado acceso a muchos contactos para llevar a cabo el proyecto». Telefónica les ha ofrecido la posibilidad de hacer tests de usabilidad de la plataforma online en uno de sus laboratorios al efecto, el IE contribuye a mejorar el proyecto con ideas de sus alumnos, dos estudiantes de Ingeniería de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

En definitiva, «mucha energía, muchas ideas y muchos contactos para culminar el proyecto».

Sin embargo, aún queda mucho camino que recorrer y mucha pedagogía que hacer para explicar cómo un proyecto de emprendimiento social sí es posible y sí es autosostenible. «No somos la solución, pero sí al menos somos parte de ella. Una ONG no puede estar dependiente de algo tan aleatorio como las necesidades de personas en todo el mundo, pero cuando la ayuda llega, las cartas de agradecimiento son estremecedores», confiesa emocionado Del Palacio.

Por Marina Sanz
@Compromiso_Empr
Comentarios

  1. Me parece un proyecto precioso y de mucha ayuda a aquellos viajeros que quieran hacer las dos cosas; turismo y ayudar. Te da la oportunidad de conocer la realidad del pais, contactar con sus gentes y tener unas experiencias inolvidables.
    Nosotras somos dos amigas que hacemos loa que hemos venido a llamar Vacaciones solidarias.
    Nuestro blog es:
    sanjulian-pueblas.blogspot.com
    Quizás este año, cuando decidamos que paia queremos visitar, os pidamos información de donde podemos llevar nuestra ayuda.

    Seguir con la iniciativa, es muy importante sensibilizar a la gente para que realice vacaciones solidarias.
    saludos: Mari Jose y Mar

  2. Queridos amigos, da gusto ver a pilaristas haciendo el bien. Me siento orgulloso de vosotros. Un abrazo fuerte y no cejéis.

    Javier

  3. Me parece una obra esencial y una vía efectiva para poder acercar y trasmitir los problemas y necesidades de las personas o grupos sociales que nos encontramos de viajeros, e implicarnos/ implicar a los grupos de amigos a través de las redes sociales y de la propia web de Trip-Drop, en estos tiempos donde la globalización nos acercó mas a paises lejanos debemos compartir con los que menos tienen es decir ser ciudadanos sostenibles sociales.