Argentina, un largo camino por recorrer en el gobierno corporativo

Es claro que un mejor gobierno corporativo nutre de confianza al sistema económico y a los inversores, favoreciendo el desarrollo del mercado de capitales. Esto promueve el crecimiento de la economía que, en última instancia, mejora el bienestar de la población.

En Argentina, los hitos de esa transición parecen estar muy distantes entre sí, aunque desde hace algunos años se está comenzando a trabajar seriamente en el punto de partida de esa virtuosa secuencia.

Desde el año 2012, la Comisión Nacional de Valores de Argentina (CNV) estableció un conjunto de principios de actuación en lo que a gobierno societario se refiere. Las empresas con oferta pública de sus títulos valores deben informar si cumplen totalmente o no con tales principios, y en caso de no hacerlo, deben explicar las razones por las cuales se apartan de lo recomendado por la CNV. Así las cosas, surge la oportunidad de realizar un análisis de tipo horizontal, comparando la realidad de estas sociedades.

Tomando la información reportada a 31 de diciembre de 2015 por las empresas componentes del índice Merval25 (el cual aglutina las 25 empresas de mayor participación diaria en el mercado bursátil), es posible llegar a las siguientes conclusiones respecto de los directorios (consejos de administración) de las compañías nacionales:

Datos estructurales

  • Cantidad de miembros: El órgano directivo de las sociedades, en promedio, cuenta con nueve miembros.
  • Edad: la media es de 55 años, no existiendo una desviación importante entre extremos, descartándose la riqueza de opinión que podrían aportar directores muy jóvenes o de mayor edad.
  • Presencia femenina: la proporción de mujeres no llega al 10%, un ratio muy alejado de la tendencia internacional. Más aún, más de la mitad de las empresas no cuentan siquiera con una mujer en su directorio.
  • Presencia foránea: uno de cada seis directores es extranjero, dato principalmente asociado a compañías multinacionales que se instalan en el país.
  • Presencia de miembros independientes: solo el 40% de los directores tiene este carácter.

Funcionamiento corporativo

Principales fortalezas:

  • Mecanismos preventivos de conflictos de interés: todas las compañías encuestadas afirman contar con esta herramienta.
  • Código de ética: nueve de cada diez firmas cuentan con este elemento básico para guiar sus relaciones con los grupos de interés.
  • Planes de sucesión de ejecutivos: un 84% de las empresas menciona poseer un plan de sucesión planificado de ejecutivos de primera línea, planificando.

Principales debilidades:

  • Política de distribución de dividendos: solo un tercio de las compañías ha desarrollado una política escrita al respecto, considerada indispensable para atraer y mantener a los inversores.
  • Balance social: cuatro de cada diez empresas confiesa no elaborar este documento, también llamado reporte de sustentabilidad o sostenibilidad.
  • Comité de Remuneraciones: solo una de las veinticinco empresas analizadas ha instituido un comité de esta naturaleza, cuya función es determinar y aprobar la política de retribuciones de la alta dirección.

La asunción del presidente Macri en 2015, figura surgida del ámbito empresarial, ha dado nuevos bríos a la temática, procurando dar transparencia a los procesos públicos y aplicando tolerancia cero ante denuncias de corrupción en su gabinete. También fue lanzado el Observatorio de Gobierno Corporativo con el objeto de actualizar el código de buenas prácticas y adecuar la regulación.

En la tierra del tango, una de las piezas más reconocidas del género se denomina Cambalache, y fue creada en 1934 por el genial Enrique Discépolo. Un pasaje del mismo relata que “hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador”. Durante muchos años, la vigencia de este tango fue tristemente incontrastable. Hoy parece haber un compromiso fuerte en cambiar aquella tendencia, empezando a dudar de la veracidad de aquella afirmación. No es poca cosa.

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